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Jesús García

MEMORIAS DE UNA NINFOMANA ( PARTE VIII )

MEMORIAS DE UNA NINFOMANA ( PARTE VIII )

MEMORIAS DE UNA NINFOMANA ( PARTE VIII ) CONTINUACION:

En este nuevo capitulo de las memorias, he creído conveniente dejar para el próximo capítulo el tema de la reencarnación. Magdala tiene una vivencia de la hostia! junto con un Indio Inka en una isla de totora en el Lago Titicaca.

En este capítulo voy a continuar con lo que Magdala vivió en la meditación que hizo en la piedra junto con el gringo en el Machupichu. No tiene desperdicio.

MAGDALA:

…Estando en la piedra sentada mirando al abismo, comencé a respirar  pausadamente. La verdad es que el lugar da para alucinar en colores. Es difícil respirar con tranquilidad por la falta de oxigeno. Estamos a mas de 3,000 metros de altitud.

Después de las primeras respiraciones, el gringo comenzó a cantar. (recuerdo hace años que vi un documental de esos que echaban en la segunda cadena de televisión. Y lo llamaban cantar Mantras).
El comenzó pronunciar palabras, yo, le seguía el rollo mantralizando lo mismo. Al cavo de unos segundo o minutos, sentí que mi cuerpo no pesaba. Que la respiración era fluida y cómoda, sin la angustia que sentía al comenzar la meditación.

Los Mantras provocaban una energía alrededor que me hacía flotar. Comencé a sentir en el pecho una presión y un sentimiento raro, extraño, difícil de explicar.

Aluciné de la hostia!

No sentía mi respiración y no podía abrir lo ojos. Solo sentía que no tenía Corazón.  Estaba muy asustada, mucho, mucho. De pronto!!!  toda la sensación de angustia, pasa a ser todo lo contrario. Ya no hay angustia tengo un sentimiento de felicidad, de Paz, Amor,,, no se… flypé mas cuando siento una mano que me toca los parpados y abrir los ojos.

La hostia tia!

Al abrir los ojos, me veo rodeada de unas personas que me miran y sonríen. Miro a mi alrededor y veo que no estoy en el mismo lugar donde me encontraba con el gringo. Me asusté (nota aclaratoria para los lixtillos: no íbamos ni de hongos ni de tripis ni de nada alucinógeno) me siento en la piedra o mesa en la que estaba, me miro y tampoco tengo las mismas ropas…me asusté muchísimo. Salté de la mesa de piedras y al mirar la mesa, me veo a mi misma.
¡coño! ¡De verdad!
Grité tan fuerte como pude, me puse como una loca a gritar y ha llamar al gringo… desesperada noto que nadie me oía y lo que más pánico me dio fue; que vi como estas personas. Indios, pasaban a través de mi. Como si fuera un fantasma. No estaba siendo vista por nadie. Que angustia, por Dios!!

No recuerdo muy bien esta parte. Pero creo haber sentido unas manos en mi cara, no se si eran mis manos o eran las manos de otra persona. No recuerdo muy bien. Lo que recuerdo es que vi a unos cuantos indios que iban a mirar mi otro cuerpo o mi otra cosa. En esos momentos no entendí la película. Todas estas personas se acercaban a la cama de piedra y me observaban. De repente como si un fuerte viento me empujara, siento que soy llevada hacia la mesa de piedra. Al llegar a la mesa, oigo una voz que me dice:

-tranquila, no esta pasando nada peligroso. Vas a volver a tu estado normal, pero, antes observa bien todo que sucede.

La voz misteriosa, me recomendaba que me dejara llevar por la situacion. ¡Coño! Era la voz del gringo. Percibía su voz super suave, cariñosa, no me infundía nada malo. Su tono ayudó a tranquilizarme.

Al  abrir los ojos estaba de pié al lado de la mesa junto a 6 inkas. Mi otra yo, estaba tumbada. Al lado de la mesa había algo parecido a unos aparatos de hospital. Yo estaba sorprendida por lo que veía, no podían ser utensilios para cirugía, en esa época no existían.
Eso creía yo.

Llegó un Inka grande, alto, no tenia nada que ver con los hombrecillos Inkas pequeños.
Me llamó la atención como este otro indio pasaba por entre los demas indios pequeños, como un jefe. Le hacían una especie de reverencia a su paso. El indio, estaba cubierto con un manto o capa hecha con chapitas doradas, lo más curioso es que en su mano izquierda tenia puesto un guante, grande. Brillaba muchísimo pero sus destellos no hacían daño a los ojos.

Su vestimenta tenía un ligero parecido al Indio bisexual de la cueva de la luna.
Al llegar a la mesa se colocó detrás de mi cabeza. Con la mano del guante y sin tocarme, lo colocó encima de mi pecho y habló con un indio de los pequeños y le explicó algo. Cuando hubo terminado de hablar, se fue.

El doctor a quien le había hablado, cogió un instrumento y comenzó a abrirme por el pecho. Me destapó la parte del corazón y aluciné cuando vi que se tratara de una operación a corazón abierto. Era a mi que estaban sacando el corazón.

De repente, me bloqueé y me vino un desmayo. Al despertar estaba en la roca donde comenzamos la meditación. A mi lado estaba el gringo y algunas otras personas que visitaban las ruinas y que me miraban como alucinadas.

Nuevamente me asusté. Me incorporé con ayuda del gringo, este me abrazó diciéndome que me tranquilizara. Abrazada a él, me di cuenta de que estaba llorando sin parar como una magdalena. No se cuanto tiempo me pase llorando sin poder controlarme, fue como un vacío enorme dentro mi.
Sentía que tenia que llorar.

Cuando deje de llorar, nos fuimos.
Todavía no termina mi alucine.
Mientras andábamos entre las ruinas yo estaba callada, sin ganas de decir nada, viendo por donde me llevaba El Gringo para comer lo que traíamos en las mochilas.
Llegamos a unas casas en ruinas, como todas, totalmente fabricadas en piedra. Dejamos las mochilas encima de una piedra grande. Me siento en ella y al cerrar mi mochila después de haber sacado unas galletas, veo que es la misma mesa de piedra que soñé en la meditación. Me baje sobresaltada y comencé a tocarla. Me tumbé en ella, cerré los ojos y oí la misma voz. La de El Gringo diciéndome:

–Te reconociste. Ya entiendes que una vez viviste acá. Felicidades por tu regreso.

Abrí los ojos y le abrace con tanta fuerza que sentía en mis tetas sus costillas. Le tenía abrazado y no sabía por qué. Pero lo deseaba. Era una atracción magnética. Comencé a sentir como los dos cuerpos se fundían. Sentí su poya en toda su fase de estiramiento.

Fue alucinante ver como el Angel que yo creía que tenia como guía, era un Angel con poya. Y vaya poya. El intentó separarse, pero, no se lo permití. En décimas de segundos estaba super excitada…sentía como bajaban mi jugos mojando mi entrepierna.

Ufff… fue algo increíble. De verdad que si.

Como era tarde y había pocas personas por el lugar, nos metimos en una especie de habitación pequeña de piedra que estaba muy cerca de la mesa y de donde no nos veía nadie.

De pié los dos, comencé a besarle por el cuello, le mordía la barbilla. Los dos estábamos super excitados. Dios!! recordándolo ahora, me estoy mojando. Empapadita…ufffff.
Bueno… sigo:

Sus manos me tocaba por todo el cuerpo con ansias. Nos chocábamos las manos. Me chupaba y mordía mis dedos.
Era el momento. Le saque la poya caliente. Super caliente y algo mojada. Que rica… esa primera leche.
Me agaché mientras el me tenía cogida por los cabellos. Dios que poya !!... pasé mi lengua por toda su tremenda poya e inmediatamente la deposité en la boca.

La chupe. Se la chupaba con un gusto, que no recuerdo haberlo sentido anteriormente. Su poya era mas recta que las miles de poyas que me he comido. Bella. Rosada. Tersa. Fibrosa. Palpitaba. Uhmm que placer fue metérmela hasta la garganta. Fue increíble. Yo pensaba que no tenia capacidad para tragarme una poya. Alguna vez lo había intentado con mis novios, pero vomitaba al metérmela tan adentro.
… la del El Gringo. Nada, mi querida amiga. Me la trague hasta olerle los huevos. Me importaba tres bledos si me quedaba sin aire. Es más; quería morirme asfixiada por la poya de El Gringo. La fui sacando de apoquito. Uhmm como lo recuerdo. Ufff. Me estoy corriendo ahora ..ufff tengo que dejar de escribir porque el coño lo tengo caliente. Los ojos se me cierran uffff…la boca super seca…

( he ido a beber un poco de té para despejar la mente y mi coño.ufff)

Continuo como pueda.:

Yo no quería levantarme. Deseaba seguir mamando la joya, pero él me cogió por los hombros y me subió. Puso cada mano en una de mis nalgas y me elevó. Crucé mis piernas por su cadera y me la metió de apoquito. Apuntó y dio en el coño. Que diestro. Yo no pensaba nada, mi mente estaba totalmente en neutro. Solo sentía como esa poya iba metiendose, abriendo mi labios. Su poya tersa, de tamaño perfecto para mi coño.

Cuando la entró toda, me corrí mientras el me sacudía de una forma antes nunca atravesada. Como se movía. La sentía hasta adentro en cada embestida. Parecía que me iba atravesar. Que gusto…yo le decía –rómpeme! Rómpeme cabrón!! (Reconozco que no fui muy fina. Pero cuanto mas me gusta un hombre, más perra me pongo)

NOTA:
(En esta parte magdala deja de escribir, se ve un rayón y continua con otra caligrafía mas legible) tiene una nota que dice:
¡recordar enviar esta historia a Pilar!!!

…Increíble! …Me acabo de correr sin tocarme… ufff, tia que pasada…así como voy a dejar de ser ninfómana. Imposible.

Continuo con la follada a 3,000 metros:
…Yo tenía mis piernas enrolladas a su cintura, mientras el me abría el culo, sentía en mi culo sus dedos largos y firmes.
-Que gozada.

Tengo su rostro sobre mis tetas. Su super nariz está entre mis tetas. Asfíxiate gringo. Repetía en mi mente. Miro y disfruto ver como me mama mis pezones. Con que gusto lo hace. Los mordisquea y chupa hasta sacarme leche. Nunca nadie me había sacado la leche de mis tetas.

Comencé a sentir una excitación increíble. Creía que me iba a morir. Era una corrida tras otra. El corazón se me estaba saliendo cuando de pronto, siento unas ganas enormes de chillar. Cierro los ojos fuerte. Me estoy corriendo de una forma desconocida. Antes de correrme, nos miramos a los ojos. En esos momentos, siento como baja desde mi cabeza un shunami de mi leche. Sin respirar él saca su poya de mi coño…y me corro como nunca antes. Por mi coño sale un caño de jugos medio espesos mojándolo todo, como si estuviera orinando, un chorro de leche.
No se cuanto tiempo estuve corriéndome. me daban espasmos como corrientazos que ponía a moverse mis caderas como buscando la poya. Mi coño no dejaba de contraerse y soltar mi leche.

Dios no podía creer que existieran estas corridas. De verdad que no.
Una energía calida me arropó. Abrí los ojos, estoy en cunclillas, encima de la mesa de piedra. Mis jugos se deslizaba por una ranura que cincelada en la misma piedra, canalizaba mis jugos. Detrás de mi, estaba El Gringo abrazándome desnudo. Nuevamente, no podía hablar. Miraba como el jugo de mi coño se deslizaba hasta depositarse en una agujero de la mesa de piedra.

Después de un rato, ya de noche, siento que la energía que me arropa y me daba calor, se separa de mi y no la vuelvo a sentir.
Que energía más rara. Sentía como un abrazo de una mujer grande, corpulenta.
Le pregunté si había sentido lo mismo que yo. Me dijo que si, que habíamos recibido algo muy especial. El abrazo de PACHAMAMA. ¡Coño! Yo me sorprendí. Me acorde del peruano que me hablo en el aeropuerto de Lima. El que me mamó el coño en el baño y me dijo que no desperdiciara mi leche hasta  recibir el abrazo de PACHAMAMA. Que casualidad.

Le volví a preguntar con una voz entrecortada ¿Quién es esa mujer de la PACHAMAMA?.
Me respondió, que se trata de la MADRE TERRENAL. La Diosa de la tierra. De la fecundidad. Madre terrenal del:
Angel de la Tierra.
Angel de Vida.
Angel de la Alegría
Angel del Sol
Angel del Agua
Y del Angel del Viento.
Me explicó que para los Indios la tierra tiene vida.

El Gringo me ayudo a vestirme. Mientras me vestía, miraba el cielo. DIOS que cielo.
…no se como explicarlo…maravilloso, esplendoroso. Se veían un mogollón de estrellas y miles, millones de Galaxias.
Respire el aire frio que azotaba por entre las calles empedradas. Entonces, entendí por qué  este era El Lugar que desde niña soñaba.
Recordando mi niñez, me gustaba soñar con vivir en una ciudad en al cumbre de una gran montaña. Cuando ponían pelis de aventuras con indios de la selva, me encantaban.

Ahora estoy aquí. Nací en Barcelona y siento que esta es mi ciudad.
Poco a poco estoy entendiendo lo que decía El Gringo sobre, las vidas pasadas.

Estábamos llegando a un hotel, cuando El gringo me sorprendió al decirme que teníamos reservado una habitación en el hotel. Yo me alegre. Imagínate tía. Estaba necesitando una cama, no para dormir porque no tenía sueño, sino para tumbarme y reflexionar toda esta historia.

Sin decir palabra alguna llegamos al hotel que esta en la entrada de la ciudad Inka. Es un hotel que tiene sobretodo unas vistas alucinante. Cuando llegamos a la recepción. El Gringo firmó y nos dieron una tarjeta como llave de la habitación.

Ufff que buena habitación.

Cuando estaba desnuda preparada para un baño. Me dijo que… naranjas de la china (decía mi abuela) me contó que sería un pena desperdiciar las energía que nos han dado. Según él, el agua nos haría desaparecer las energía.

Bueno, me dije. Nada, lo que el tio diga, con esa poya el manda. Es mi Indio favorito. No tiene el guante que tenía el otro. Pero tiene una joya de poya.

Bueno son las 3:00 de la madrugada. Desde el ventanal veo la ciudad iluminada por la Luna. Dejo de escribir. No tengo sueño. tengo mi mente a mil por hora. Pero debo de tranquilizarme y dormir y descansar. Mañana no se que haremos. Ufff que día. DIOS.
“tengo que enviar a Pilar”

Magdala me contó sin tanta descripción pero con entusiasmo, el viaje que tuvo al Machupichu. La marcó mucho todo lo que ese día vivió. El gringo fue su primer maestro. Quién la inició.
Mientras estaba transcribiendo el polvo que se pego con el gringo, me estaba excitando. Recordaba una madrugada que también se corrió salpicando todo mi cuerpo, yo creí que se había orinado. Pero que va , era su corrida, nunca había visto tal corrida. En los próximos capítulos escribiré la vez que se corrió de esta forma en Ibiza.